El volumen de reformas interiores de inmuebles existentes está en auge. El envejecimiento de los edificios, el cambio de los modelos familiares, el hecho de que la vivienda no se adapte al inquilino y sus necesidades, etc. están propiciando este aumento. Adaptar una vivienda existente en el centro de la ciudad a las necesidades del nuevo propietario por medio de una reforma es una elección que actualmente se impone a la compra de una vivienda de nueva construcción alejada del centro urbano. Del mismo modo, la tesitura actual ha generado un nuevo mercado de alquiler turístico, con inquilinos muy exigentes, con lo que los propietarios se ven “obligados” a revitalizar sus inmuebles. Ante esta situación, buscaremos un profesional, sin embargo, muchas veces les puede salir el tiro por la culata. Ya sea por ahorrarse unos eurillos en la reforma, como por contratar al cuñado de turno.
¡IMPORTANTE! Este post no pretende echar por tierra el trabajo de otros profesionales, en absoluto. Gracias a la experiencia adquirida en recientes proyectos de reforma, hemos comprendido que en la mayoría de los casos es necesaria una visión que aúne técnica y diseño, lidiando con las exigencias del cliente y las demandas de la constructora. Por eso creemos interesante informar a nuestros POAliebers con estos 5 puntos:

01 | Zapatero a tus zapatos
De la misma manera que un abogado no tiene por qué saber poner un enchufe (aunque sea un manitas en su casa y le encante Bricomanía); un albañil no tiene por qué saber cuál es la mejor distribución para tu vivienda o qué luminaria es mejor para tu salón-comedor, aunque seguramente con la experiencia muchos buenos profesionales saben más que cualquiera de nosotros.

Debido a la crisis los “manitas” se han asentado en el mercado y, en muchos casos, existe un fuerte intrusismo laboral (al igual que en otros sectores). El resultado es que el mismo que hace el tabique (oficial 1ª albañilería) se propone para ejecutar la instalación eléctrica (oficial 1ª electricista). El resultado no tiene por qué ser defectuoso, simplemente que la garantía que te da un profesional especializado no te la puede dar un “aprendiz de todo” ya que, si existe algún problema, las excusas nunca faltan.

02 | Poli bueno, poli malo
En una obra cada uno tiene un papel: La propiedad quiere que todo salga perfecto, lo más barato posible y lo más rápido posible, es decir, el bueno, bonito y barato de toda la vida, además de “lo quiero para ayer”; el constructor, entendible porque es su oficio y su sustento, quiere sacar el mayor margen de beneficio posible de la obra, así como convencer al cliente con el resultado final; y el arquitecto (si existe) se dedica a que el constructor siga el diseño del proyecto que satisface las necesidades del cliente ;).

Pero luego nos damos de bruces con la realidad, siempre hay inconvenientes o factores que no se han tenido en cuenta. Si todo fuese perfecto, el arquitecto hace su proyecto (o no), se lo entrega al constructor y este lo ejecuta tal y como se plasma en el documento técnico. Sin embargo, lo normal es que surjan imprevistos a solventar por parte del arquitecto y del constructor, y aquí la problemática ¿Quién tuvo el fallo? ¿Quién lo soluciona? Y LO MÁS IMPORTANTE ¿Cuánto cuesta? En estos casos evidentemente nadie quiere pagar, y la figura del arquitecto actúa de “solucionador”, como el señor lobo de PULP FICTION. El arquitecto está siempre de parte del cliente, que es el que le ha contratado, con lo que hace de poli malo con el contratista (contra-ti-está) en situaciones en las que el cliente no está capacitado para sacar provecho. Problemas va a haber siempre, así que cuanto antes se solucionen mejor para todos.
Un profesional amigo nuestro dice que se queda mejor con un cliente habiendo tenido problemas y solucionándolos pronto que no habiendo tenido ningún problema, os podemos asegurar que es cierto.

03 | Liebre por gato
Un constructor no tiene porqué saber la mejor distribución de tu vivienda, pero la sabe distribuir bien, mal o regular; al fin y al cabo, consiste en levantar tabiques.
Aquí está el papel primordial del arquitecto, dar más por menos (de ahí darle la vuelta al dicho) Existen maneras de ganar espacio, ya sean por nuestro estudio de la materia o por soluciones técnicas. Pero también existen maneras de introducir luz natural hacia el fondo de una vivienda o hacer mucho más versátil un apartamento mínimo.
Al igual que también podemos captar las ideas del cliente de que un espacio le transmita más tranquilidad o vitalidad y plasmarlo en el diseño final, también somos capaces de decirle cómo puede disponer los muebles para aprovechar mejor el espacio.
Esto quiere decir que gracias a la extensa educación que recibe un arquitecto, se plasman ideas artísticas y conceptos técnicos en un mismo espacio, además de expresarle al constructor de forma técnica la idea de vivienda que tiene el cliente en su cabeza.

04 | Lo barato sale caro
Esto ya no es solo aplicable a una reforma de una casa. Y que quede claro que lo caro no tiene por qué ser lo mejor. Pero en muchos casos, por ahorrarnos a un profesional o contratar a un albañil más barato, el resultado es peor. Ya no solo en a quien contrates sino qué contratas, porque con los materiales de construcción ocurre lo mismo que con la moda.
Nuestro consejo es comparar precios y pedir siempre segundas opiniones porque ayudan a hacerse una idea de cómo está el mercado.

05 | Casos verídicos
SABER CUÁNTO VALE EL TRABAJO DE UN PROFESIONAL. En un caso reciente, nos pidieron asesoramiento para llevar a cabo una reforma lo más rápido posible (bordeando lo legal) y solicitando de nosotros el menor trabajo necesario. Dentro del proyecto, el menor trabajo que nosotros, como técnicos y con profesionalidad, podemos ofrecer conlleva realizarlo al 100%, con total dedicación y responsabilidad. Con ello le pasamos una propuesta de honorarios que consideró carísima. Aquí decidimos retirarnos y decir que no.
La continuación de la historia. Contrató a un albañil que si accedió al encargo y, además de haberlo hecho mal, le cazó el ayuntamiento y acabó pagando más de lo que hubiera pagado de la forma legal, al no tener ni proyecto ni licencia.

Moraleja
“El ruin y el pobre lo pagan doble”
EL CUENTO DE NUNCA ACABAR. Érase una vez una clienta que contrató a un arquitecto para hacer un “llave en mano” con su futura vivienda (contratar a una empresa que te diseña y te construye con un precio conjunto). El arquitecto, sin experiencia en la materia, subcontrató a gente que no conocía y además les apretó el precio. ¿Qué paso? La obra se entregó muuuucho más tarde y con unos fallos en la ejecución enormes. Nos llamaron a nosotros para hacer un informe pericial y demandar al “arquitecto” que ella contrató. El señor no tenía dinero suficiente para acabar la obra habiéndole pagado la clienta el 80% de la obra.

Moraleja
“Manolete si no sabes torear pa’ qué te metes”
Esperamos que nadie se haya sentido ofendido y en ningún momento hemos querido sentar cátedra sobre ningún tema. Sólo creemos y queremos que con estas claves los proyectos de reforma no se le atraganten a nadie y POA estudio está para ayudaros en lo que queráis.
Besos para ellos, saludos para ellas.